El ciberacoso o «ciberbullying» es un problema que nace asociado al auge de las nuevas tecnologías y al acceso cada vez más temprano a todo lo relacionado con internet.
Consiste en el uso de correo electrónico, redes sociales, blogs, aplicaciones de mensajería instantánea (como WhatsApp) para acosar a un individuo o grupo mediante ataques personales. En la mayoría de los casos, el menor no informa a sus padres o educadores de que está sufriendo una situación de estas características. Por ello, se hace necesario conocer la forma en que este problema puede ponerse de manifiesto en el menor, destacando diferentes aspectos.
- Cambios en los hábitos en relación a diferentes ámbitos:
-En el uso de dispositivos o de Internet.
-En la asistencia a clase, por ejemplo ausencias pobremente justificadas.
-Abandono o ausencia en actividades hasta ese momento preferidas.
-Altibajos en los tiempos de estudio y en el rendimiento del trabajo escolar.
-Variaciones en las actividades de ocio habituales.
-Modificación de los hábitos alimenticios.
-Disminución de la capacidad de concentración.
-Ocultamiento especial cuando se comunica por Internet o teléfono móvil. - Cambios en el estado de ánimo:
-Cambios de humor.
-Momentos de tristeza, apatía o indiferencia.
-Inusuales actitudes de relajación y tensión, incluso de reacción agresiva.
-Explosiones momentáneas de agresividad. - Cambios en sus relaciones:
-Cambios extraños en el grupo de personas con las que se relaciona y/o repentina pobreza, ausencia de amistades y de relaciones sociales.
-Falta de defensa o exagerada reacción ante supuestas bromas u observaciones públicas. Estos comentarios pueden parecer inocuos a ojos de los adultos pero contar con otros significados para el menor.
-Miedo u oposición a salir de casa.
-Excesivas reservas en la comunicación.